lunes, 19 de diciembre de 2011

CONTO DE NADAL

Nadal, tempo de festa, alegría, agasallos... e falando de agasallos, IRIA, ofrécenos este precioso e entrañable, que quere compartir con todos nós.



Un día en un pequeño pueblo de Galicia, llamado Ponteareas, había una niña de 11 años que se llamaba Ruth. Tenía el pelo liso y largo, negro como el carbón, siempre llevaba flequillo.  Sus labios eran finitos, sus ojos grandes y verdes, como le gustaba decir a ella, verdes esmeralda. Era bajita y delgada. Su comida favorita es algo que a pocos niños le gusta, le encanta el pescado, especialmente, el bacalao. Lo que menos le gusta, es el brécol. El animal que más le gusta es el perro,  tiene un perro llamado Chispa. Chispa es un Yorkshire Terrier, se lo regalara su abuelo cuando Ruth cumplió 10 años, aun era un cachorrito recién nacido. Ella dice que, le puso Chispa, porque, cuando lo vio salir del paquete de regalo, ella soltó chispas de alegría.
Se acercaba el día de Navidad, como todos los niños, estaba esperando ansiosa ese día, claro está, en parte, era por esos regalos tan especiales que sus padres siempre le daban. Según Ruth, no eran regalos como los demás, no eran simples juguetes o ropa que le daban a los demás, no, eran cosas especiales.
-¿Qué te van a regalar a ti este año Violeta? -comentaban las amigas de Ruth.
-Ya  sabes, cada año más y más ropa. ¿ Pero sabes qué es lo bueno?- le preguntó Violeta a la amiga que se lo había preguntado- ¡Que me encanta! –respondió.
-¿Y a ti Ruth?-le preguntó su amiga Rosa- Y, no nos digas algo especial.  
–Pues lo siento, si no os puedo decir eso, no sé responder. 
Y así, pregunta tras pregunta, entre los compañeros y las compañeras de Ruth, fueron pasando los días. Por fin, solo faltaba un día para Navidad. Ya se había terminado el colegio, había aprobado todas, ese primer trimestre, ya estaba.
Sin darse cuenta,  ya era ese día tan esperado.  Ruth y su familia paterna, se reunieron, como todos los años, para celebrar la Navidad con una gran cena. Al regresar a casa, le dice la madre de Ruth a ella y a su hermana menor de 6 años, llamada Vanesa. 
- Venga niñas a dormir que mañana tenéis que abrir los regalos de Navidad.
 Al día siguiente, Ruth y Vanesa, despertaron a sus padres, fueros a coger al perro. El momento tan esperado llegó. Primero lo abrió Vanesa, era chulísimo, le habían regalado un peluche muy grande, gigante y una camiseta con un pantalón a conjunto.
-¡Qué guay!-dijo Vanesa.
Le tocaba a Ruth, cogió el primer regalo, era blandito, lo que significaba que era ropa, ella se puso triste, pues no veía otro regalo. Lo abrió, y lo comprobó, era ropa. Aunque era chulo, porque era un pantalón amarillo y una camiseta a conjunto, se sentía vacía, le faltaba algo. Ese algo era, el regalo tan especial, que ella esperaba con ansiedad.
– ¿Te gusta cariño?-le preguntó el padre.
–Es bonito, pero ya sabéis, que yo, siempre espero ese regalo tan especial.
–Bueno, no te preocupes. Pero mira, Chispa ya encontró su regalo.-le dijo la madre.
Vio, a lo lejos un paquete, y le preguntó a sus padres si ese era el regalo especial. Ellos le dijeron que lo cogiera, para ver si era. Lo cogió, lo vio, y…Su madre le dijo que tuviera cuidado, que no lo abriera, que era también para su hermana. Y, entre las dos, abrieron el regalo. Vanesa preguntó que era, pero, Ruth lo entendió en seguida. 
– ¡Este es el regalo más especial de todos! ¡Bien! Voy a tener un hermanito.
 Vanesa también se alegró, y, las dos abrazaron a la barriga de su madre. Era el regalo más especial de todos, un hermanito, no se lo podían creer, un hermanito.
Esas navidades pasaron. El mes más esperado para Ruth iba a ser en Julio. En esa fecha nació su hermano, le pusieron Nicolás.
Desde esa Navidad pasada tan especial, Ruth no volvió a pedir un regalo especial, porque ya se lo habían dado, pero este iba a durar toda la vida. Porque, desde ese momento, Ruth entendió algo, la familia es lo más bonito en Navidad.

 Iria.


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